sup en la gran ciudad

según consta en los archivos de este block, hace unos días cumplimos un año desde que empecé a hablar de mi vida. como curiosamente eso terminó interesándole a algunas personas, aprovecho la solemne ocasión para agradecerle a los fieles seguidores. y a los nuevos también. así que pase no más y, por favor, agarre un pedacito de la torta para celebrar.

antes de subir los siete pisos y medio que hay entre la calle y la revista dominical de sam, donde a veces visito a los amigos que quedaron, pasé al café del primero y pedí un cortado-cargado-condosdeazúcar-porfavor. y el vendedor de cafés me reconoció. y me dijo que tanto tiempo sin venderme café. y me preguntó cómo me había ido. y yo le dije que muy bien, gracias. y con el olor a café pegado en la nariz noté que después de un año esa era la primera vez que le decía muy bien gracias sin pensarlo antes.

sería tan bueno que todos pudieran entenderlo, pero no sé qué pasa con el poder de los medios. seguro que mi nuevo amigo niklas tendría una respuesta.

tengo profes-divos que viajan por el mundo de conferencia en conferencia y, claro, me cambian las clases como si no tuviera más entretención que revisar compulsivamente mi mail para saber el horario de la semana. pero gracias a esa costumbre suya de sentirse tan importantes, los primeros días de este semestre fueron justo lo que necesitaba después de mis vacaciones. quiero decir, como las vacaciones tuve que dedicarlas a recuperar el tiempo perdido durante el semestre pasado, al final no quería saber más ni de sociólogos ni de alemanes.

justo cuando necesitaba volver a perder el tiempo sin culpa empezaron a llegar correos con nuevas fechas de clases. o sea, vacaciones posvacaciones. y, sí, las disfruté. un montón. sirvieron para reconciliarme con dos viejos amigos que tenía olvidados: blockbuster y la tv. y para decidir, entonces, que sería buenísimo poder bailar como uma en pulp fiction. y confirmar que jess ha mejorado bastante con el tiempo (y lane no debería casarse aún). y ver una y otra vez los mejores diálogos de las películas. y disfrutar de nuevo eso de 'las bellas también sufren' (aunque todavía no pueda elegir una favorita, es cierto). y retomar esa extraña adicción por los programas de citas de mtv. y encontrar por fin una película chilena sin tantas pretensiones. y enterarme de que existe un programa dedicado a la música de mi adolescencia en el que algunos adolescentes actuales ven los videos 'clásicos'. y preguntarme cómo pude vivir tanto tiempo sin cable y sin dvd.